¿Qué es una artroscopia?
La artroscopia es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite visualizar, diagnosticar y tratar lesiones dentro de las articulaciones mediante una pequeña cámara de fibra óptica (artroscopio) e instrumentos especializados introducidos a través de incisiones milimétricas. Se trata de un procedimiento revolucionario que ha transformado la cirugía ortopédica moderna, ofreciendo una alternativa menos agresiva a la cirugía abierta tradicional sin comprometer la precisión quirúrgica ni los resultados funcionales.
La artroscopia funciona como "operar con visión de microscopio sin abrir": así como un relojero repara mecanismos delicados a través de pequeñas aberturas utilizando herramientas especializadas y magnificación óptica, en esta técnica el cirujano accede al interior de la articulación mediante portales (incisiones) de 4-10 mm, visualiza las estructuras en alta definición mediante un monitor conectado a la cámara artroscópica, y repara tejidos dañados (meniscos, ligamentos, cartílago) con precisión milimétrica sin necesidad de exponer completamente la articulación.
La artroscopia representa uno de los avances más significativos de la traumatología del siglo XX. Permite diagnosticar lesiones que podrían pasar desapercibidas en pruebas de imagen (resonancias, TAC), tratar patologías previamente inoperables, reducir drásticamente los tiempos de recuperación y minimizar complicaciones postoperatorias. Es actualmente el procedimiento quirúrgico ortopédico más frecuentemente realizado a nivel mundial, con tasas de éxito superiores al 85-90% según la patología tratada.
¿Cuándo se opera por atroscopia?
La decisión de realizar una artroscopia depende de una evaluación integral que considere el tipo de lesión, los resultados de pruebas diagnósticas previas (resonancia magnética, radiografías, ecografía), la respuesta al tratamiento conservador, las expectativas funcionales del paciente y su estado de salud general. La artroscopia puede realizarse con finalidad diagnóstica (cuando las pruebas de imagen no son concluyentes) o terapéutica (para reparar lesiones identificadas).
Lesiones y condiciones que se tratan con artroscopia
- Lesiones meniscales (desgarros, roturas): Desgarros traumáticos o degenerativos del menisco interno o externo de la rodilla, que causan dolor mecánico, bloqueos articulares, chasquidos o derrame persistente.
- Lesiones ligamentarias (ligamentos cruzados y colaterales): Roturas parciales o completas del ligamento cruzado anterior (LCA), ligamento cruzado posterior (LCP), ligamentos colaterales de rodilla, hombro o tobillo que generan inestabilidad articular.
- Lesiones del manguito rotador del hombro: Desgarros parciales o totales de los tendones supraespinoso, infraespinoso, redondo menor o subescapular que causan dolor nocturno, debilidad y limitación funcional del hombro.
- Lesiones del cartílago articular: Condromalacia (reblandecimiento del cartílago), osteocondritis disecante (fragmentos de cartílago desprendidos), defectos condrales focales que generan dolor, rigidez e inflamación recurrente.
- Inestabilidad articular y luxaciones recurrentes: Luxaciones recurrentes de hombro (lesión de Bankart), luxaciones rotulianas, inestabilidad crónica post-traumática con lesión del labrum (anillo fibrocartilaginoso).
- Síndrome de pinzamiento o impactación: Pinzamiento subacromial del hombro (roce del acromion con el manguito rotador), pinzamiento femoroacetabular de cadera (choque entre cabeza femoral y acetábulo), que generan dolor crónico y limitación progresiva del movimiento.
- Cuerpos libres intraarticulares: Fragmentos óseos, cartilaginosos o calcificaciones flotantes dentro de la articulación que causan bloqueos mecánicos, dolor agudo intermitente o derrame articular.
- Sinovitis crónica (inflamación de la membrana sinovial): Hipertrofia sinovial por artritis reumatoide, artritis psoriásica, condromatosis sinovial o procesos inflamatorios crónicos que causan dolor, rigidez y derrame persistente.
- Rigidez articular (artrofibrosis): Adherencias y fibrosis intraarticular tras traumatismo, cirugía previa o inmovilización prolongada que limitan severamente la movilidad (hombro congelado, rodilla rígida post-fractura).
- Infecciones articulares (artritis séptica): Lavado artroscópico terapéutico en infecciones articulares agudas que no responden adecuadamente al tratamiento conservador (antibioterapia intravenosa).
- Fracturas articulares con mínimo desplazamiento: Asistencia artroscópica para reducción y fijación de fracturas de meseta tibial, fracturas de tobillo, fracturas de acetábulo, mejorando la precisión anatómica de la reducción.
Criterios para indicar una artroscopia
Criterios que favorecen la indicación:
- Dolor articular persistente (más de 3-6 meses) refractario a tratamiento conservador bien realizado (fisioterapia, antiinflamatorios, infiltraciones, modificación de actividad).
- Pruebas de imagen (resonancia magnética) que sugieren lesión estructural reparable o extirpable (menisco roto, ligamento cruzado roto, desgarro del manguito).
- Bloqueos mecánicos recurrentes o episodios de "enganche" articular que interfieren con actividades de la vida diaria.
- Derrame articular (acumulación de líquido) recurrente sin causa clara tras estudio diagnóstico exhaustivo.
- Inestabilidad articular documentada clínicamente (luxaciones recurrentes, sensación de "salirse" la articulación).
- Síntomas mecánicos específicos (chasquidos dolorosos, sensación de cuerpo extraño, pérdida súbita de extensión completa).
- Atletas o pacientes jóvenes activos con lesiones traumáticas agudas que requieren retorno rápido a actividad deportiva.
- Fracaso de cirugía previa (rigidez post-quirúrgica, dolor residual sin explicación, sospecha de complicación).
- Expectativa realista del paciente sobre objetivos quirúrgicos, proceso de rehabilitación y limitaciones potenciales.
Criterios que desaconsejan o contraindican la artroscopia:
- Infección activa de piel o tejidos blandos en la zona de los portales quirúrgicos (aumenta riesgo de artritis séptica).
- Enfermedad vascular periférica severa o trombosis venosa profunda activa (riesgo de isquemia o embolia).
- Artrosis avanzada (grado IV) con destrucción articular completa donde la artroscopia no mejorará síntomas y puede ser candidato a prótesis.
- Anquilosis articular completa (fusión ósea o fibrosa) donde no existe espacio articular para introducir instrumentos.
- Condiciones médicas descompensadas (diabetes con HbA1c >9%, insuficiencia cardíaca severa, coagulopatías no controladas).
- Expectativas irreales del paciente (creer que la artroscopia revertirá artrosis severa, eliminará todo dolor residual o permitirá actividades imposibles).
- Obesidad mórbida (IMC >45) donde la técnica artroscópica es técnicamente muy difícil y con alto riesgo de complicaciones.
- Imposibilidad de realizar rehabilitación postoperatoria (compromiso cognitivo severo, falta de apoyo familiar, imposibilidad de asistir a fisioterapia).
Tipos de artroscopia
Existen variantes técnicas según la articulación, el abordaje y la complejidad del procedimiento:
Por finalidad del procedimiento
- Artroscopia diagnóstica: Cuando las pruebas de imagen (resonancia, TAC) no son concluyentes o existe discrepancia entre hallazgos radiológicos y clínica. Permite visualización directa de estructuras intraarticulares, palpación instrumental para comprobar resistencia de ligamentos, y pruebas dinámicas de estabilidad. Puede convertirse en terapéutica si se identifican lesiones reparables.
- Artroscopia terapéutica o quirúrgica: Objetivo primario de reparar, resecar o reconstruir estructuras dañadas: sutura de menisco, reconstrucción de ligamento cruzado, reparación del manguito rotador, desbridamiento de cartílago degenerado, extracción de cuerpos libres, liberación de adherencias (artrolisis).
Por articulación tratada
- Artroscopia de rodilla: La más frecuente. Trata lesiones meniscales (meniscectomía parcial, sutura meniscal), reconstrucción de ligamento cruzado anterior, extracción de cuerpos libres, tratamiento de lesiones condrales, liberación de adherencias.
- Artroscopia de hombro: Segunda más común. Trata desgarros del manguito rotador, inestabilidad anterior (reparación de Bankart), pinzamiento subacromial (acromioplastia), lesiones SLAP (labrum superior), tendinitis calcificante, capsulitis adhesiva (hombro congelado).
- Artroscopia de tobillo: Trata lesiones osteocondrales del astrágalo, pinzamiento anterior o posterior, sinovitis crónica, artrofibrosis post-fractura, inestabilidad ligamentaria lateral.
- Artroscopia de cadera: Técnica más compleja. Trata pinzamiento femoroacetabular, desgarros del labrum acetabular, cuerpos libres, sinovitis, condropatías focales. Requiere tracción especializada del miembro.
- Artroscopia de codo: Trata epicondilitis refractaria, cuerpos libres, osteocondritis disecante, rigidez post-traumática, sinovitis crónica.
- Artroscopia de muñeca: Técnica avanzada. Trata lesiones del fibrocartílago triangular, lesiones ligamentarias escafolunar y lunopiramidal, fracturas de radio distal, síndrome de impactación ulnocarpal.
Por técnica y abordaje
- Artroscopia con portales estándar: Utiliza incisiones predefinidas anatómicamente para introducir cámara e instrumentos. Técnica más segura, reproducible y con menor riesgo de lesión neurovascular.
- Artroscopia con portales accesorios: Añade incisiones adicionales según necesidad intraoperatoria para mejorar acceso, triangulación de instrumentos o visualización de zonas anatómicas difíciles.
- Artroscopia "seca" (sin irrigación continua): Variante técnica que no utiliza presión de líquido para distender la articulación, empleada selectivamente en muñeca o pequeñas articulaciones. Reduce riesgo de extravasación de líquido a tejidos blandos.
¿Cómo funciona la técnica de artroscopia?
La artroscopia se realiza bajo anestesia (general, regional o local con sedación según articulación y complejidad), siguiendo una secuencia técnica estandarizada:
- Fase preparatoria: El paciente se posiciona en la camilla quirúrgica según la articulación (decúbito supino para rodilla/hombro, decúbito lateral para cadera, posición sentada para hombro). Se realiza desinfección exhaustiva con antisépticos (clorhexidina o povidona yodada), colocación de campos quirúrgicos estériles, y marcaje anatómico de referencias óseas y portales de entrada.
- Aplicación de torniquete neumático (si procede): En articulaciones distales (rodilla, tobillo, codo, muñeca) se coloca un manguito neumático en el muslo o brazo que se infla a 250-350 mmHg para crear isquemia (ausencia de sangrado) y mejorar visualización intraarticular. Tiempo máximo de isquemia: 90-120 minutos.
- Creación de portales: Se realizan incisiones cutáneas de 4-10 mm (portales) en localizaciones anatómicas predefinidas que evitan estructuras neurovasculares. Típicamente se utilizan 2-4 portales: uno para la cámara (portal óptico) y otros para instrumentos de trabajo (portales accesorios).
- Introducción del artroscopio: Se introduce el artroscopio (cámara de fibra óptica de 2.7-4.5 mm de diámetro) conectada a una fuente de luz xenón y un sistema de vídeo de alta definición. La imagen se transmite en tiempo real a un monitor donde el cirujano visualiza el interior de la articulación magnificada 20-40 veces.
- Distensión articular con irrigación: Se conecta un sistema de irrigación continua con suero salino estéril que fluye a presión controlada (30-60 mmHg) para distender la articulación, mejorar visualización, lavar restos de sangre y mantener transparencia del medio. Se utilizan 3-15 litros de suero según duración de cirugía.
- Exploración sistemática: El cirujano realiza un recorrido estandarizado visualizando todas las estructuras intraarticulares: cartílago articular (buscando lesiones, fisuras, desgaste), meniscos (rodilla), ligamentos cruzados (rodilla), ligamentos colaterales, membrana sinovial (buscando inflamación, hipertrofia), labrum (hombro/cadera), manguito rotador (hombro). Se palpa con instrumental para comprobar resistencia y estabilidad.
- Tratamiento quirúrgico: Según hallazgos, se introducen instrumentos especializados (pinzas, tijeras, motorizados de corte/fresado, radiofrecuencia, sutura) para realizar procedimientos: meniscectomía parcial (extracción de fragmentos meniscales inestables), sutura meniscal (reparación con anclajes o suturas), reconstrucción ligamentaria (tunelización ósea, paso de injerto, fijación), desbridamiento de cartílago (regularización de bordes), extracción de cuerpos libres, sinovectomía (resección de sinovial inflamada), acromioplastia (fresado del acromion), reparación del manguito rotador con anclajes óseos.
- Verificación y cierre: Se verifica que el procedimiento se ha completado correctamente, se retira el instrumental, se evacúa el líquido de la articulación, y se cierran los portales con uno o dos puntos de sutura reabsorbible. Se coloca vendaje compresivo y, si es necesario, inmovilización temporal (cabestrillo, ortesis).
- Duración típica: 30-90 minutos para procedimientos simples (meniscectomía); 90-150 minutos para procedimientos complejos (reconstrucción de ligamento cruzado, reparación del manguito rotador múltiple).
Ventajas de la artroscópica frente a la cirugía convencional
- Menor agresión quirúrgica: Incisiones milimétricas (4-10 mm) vs. 10-20 cm de cirugía abierta. No se seccionan músculos, se preserva vascularización, menor trauma de tejidos blandos periarticulares.
- Dolor postoperatorio significativamente reducido: 50-70% menos dolor que cirugía abierta según estudios comparativos. Menor necesidad de opiáceos, control del dolor con antiinflamatorios convencionales.
- Recuperación funcional más rápida: Retorno a actividades de la vida diaria 2-4 semanas antes que cirugía abierta. Movilización articular temprana desde primeras 24-48 horas.
- Menor riesgo de infección: Tasa de infección 0,01-1% (artroscopia) vs. 1-5% (cirugía abierta). Menor exposición de tejidos al ambiente, menor tiempo quirúrgico, incisiones pequeñas que cierran rápidamente.
- Estancia hospitalaria mínima o nula: 60-80% de artroscopias son ambulatorias (alta el mismo día). Hospitalización de 24 horas solo en casos complejos o comorbilidades.
- Cicatrices mínimas y mejor resultado estético: Cicatrices de 5-8 mm prácticamente imperceptibles tras 6-12 meses. No alteran contorno articular ni generan adherencias visibles.
- Visualización superior magnificada: Magnificación 20-40x permite identificar lesiones sutiles no visibles en cirugía abierta o pruebas de imagen. Diagnóstico más preciso que resonancia magnética en lesiones ligamentarias o cartilaginosas.
- Menor rigidez postoperatoria: Al no seccionar cápsula articular ampliamente ni músculos, se preserva movilidad natural. Menor formación de adherencias y fibrosis.
- Retorno más rápido a actividad deportiva: Atletas retornan 30-50% antes que tras cirugía abierta. Menor atrofia muscular, menor período de inmovilización.
- Menor riesgo de complicaciones tromboembólicas: Trombosis venosa profunda <1% en artroscopia vs. 2-5% en cirugía abierta de rodilla. Movilización precoz reduce riesgo.
- Mejor coste-efectividad: Menor estancia hospitalaria, menor tiempo de baja laboral, menor necesidad de analgésicos, menor rehabilitación requerida.
- Posibilidad de convertir a cirugía abierta si necesario: Si durante exploración artroscópica se identifica lesión no reparable por esta vía, se puede convertir a cirugía abierta en el mismo acto quirúrgico.
¿Cómo suele ser la recuperación de una operación con atroscopia?
La recuperación tras artroscopia es generalmente rápida y predecible, aunque varía significativamente según el procedimiento realizado. En procedimientos simples (meniscectomía parcial, extracción de cuerpos libres, desbridamiento), la mejoría del dolor es inmediata o evidente en las primeras 48-72 horas postoperatorias. La movilidad articular se recupera progresivamente en 2-4 semanas, y el retorno a actividades de la vida diaria sin restricciones ocurre entre 4-6 semanas. Las tasas de éxito son excelentes: aproximadamente 85-95% de satisfacción en meniscectomía, 90-95% en extracción de cuerpos libres, y 80-90% en desbridamiento de lesiones condrales leves-moderadas. Comparativamente con cirugía abierta, la artroscopia ofrece recuperación 2-4 veces más rápida, 50-70% menos dolor postoperatorio, menor riesgo de infección (0.01-1% vs. 1-5%), y tasas de éxito funcional equivalentes o superiores según la patología tratada.
En procedimientos complejos (reconstrucción de ligamento cruzado, reparación del manguito rotador, sutura meniscal), la recuperación es más prolongada pero igualmente predecible. La movilidad articular se recupera progresivamente en 6-12 semanas bajo supervisión de fisioterapia, el retorno a actividades laborales sedentarias ocurre entre 6-8 semanas, y el retorno a deporte de alto impacto requiere 6-9 meses. Las tasas de éxito son muy satisfactorias: 90-95% de éxito en reconstrucción de LCA en pacientes jóvenes deportistas, 85-90% de éxito en reparación del manguito rotador (desgarros pequeños-medianos), y 85-93% de éxito en sutura meniscal en zonas vascularizadas. Las limitaciones reales dependen del procedimiento: tras meniscectomía parcial la limitación es mínima (evitar deportes de alto impacto extremo); tras reconstrucción de LCA se desaconseja retorno a pivoting intenso sin rehabilitación completa de 9-12 meses; tras reparación del manguito no se recomienda levantamiento de peso >10 kg durante 3 meses.
Factores que mejoran la recuperación y complicaciones relevantes
Factores positivos para la recuperación: Cumplimiento estricto del protocolo de rehabilitación postoperatoria (el determinante más crítico: pacientes adherentes recuperan 3-6 semanas antes), inicio precoz de movilización pasiva (primeras 24-48 horas previene rigidez), fortalecimiento muscular progresivo (cuádriceps en rodilla, manguito rotador en hombro), control adecuado del dolor e inflamación (crioterapia, antiinflamatorios, elevación del miembro), ausencia de tabaquismo (fumadores tienen 30-50% más riesgo de complicaciones cicatriciales), buen estado nutricional (proteínas, vitamina C, zinc favorecen cicatrización), edad joven (<40 años regenera tejidos más rápidamente), ausencia de comorbilidades (diabetes controlada, sin obesidad), y apoyo psicológico-motivacional del paciente.
Complicaciones relevantes que debes conocer: La infección articular (artritis séptica) es la complicación más grave aunque extremadamente infrecuente (0,01-1%); se manifiesta por dolor intenso creciente, fiebre, derrame articular purulento; requiere lavado artroscópico urgente y antibioterapia intravenosa prolongada; la prevención incluye profilaxis antibiótica preoperatoria, técnica estéril meticulosa y cuidado riguroso de heridas. La trombosis venosa profunda (TVP) es infrecuente en artroscopia (<1% en rodilla, <0.5% en hombro) pero potencialmente grave si evoluciona a embolia pulmonar; se previene con movilización precoz, hidratación adecuada, medias compresivas y heparina de bajo peso molecular en pacientes de riesgo; se manifiesta por dolor en pantorrilla, edema asimétrico, calor local. La rigidez articular postoperatoria (artrofibrosis) puede desarrollarse si la rehabilitación es insuficiente o tardía (2-5% de casos); se manifiesta por pérdida progresiva de movilidad, dolor al forzar amplitud; puede requerir manipulación bajo anestesia o artrolisis artroscópica. El hematoma intraarticular (hemartrosis) es frecuente (10-30%) especialmente en procedimientos complejos; causa dolor a tensión, limitación de movilidad; se trata con crioterapia, compresión, elevación; raramente requiere evacuación artroscópica. La lesión neurovascular es muy infrecuente (0,1-0,5%) pero potencialmente devastadora; puede afectar nervios (peroneo en rodilla, axilar en hombro) o vasos; se minimiza con conocimiento anatómico preciso, portales estándar y técnica cuidadosa. El síndrome compartimental es raro pero grave (0,1-0,2%); causado por extravasación masiva de líquido de irrigación a tejidos blandos; se manifiesta por dolor intenso creciente, parestesias, tensión extrema del miembro; requiere fasciotomía urgente. La fístula sinovial (drenaje persistente de líquido por portales) ocurre en 1-3% de casos; se resuelve espontáneamente con compresión o requiere cierre quirúrgico si persiste >2 semanas. El fallo del procedimiento (re-rotura, no cicatrización) varía según técnica: 5-15% en sutura meniscal, 3-10% en reconstrucción de LCA, 10-30% en reparación de manguito rotador de gran tamaño; puede requerir revisión quirúrgica.
Cronograma típico de recuperación (Ejemplo de procedimiento simple: meniscectomía)
- Día de la cirugía (día 0): Cirugía ambulatoria con alta a las 2-4 horas post-intervención. Analgesia, crioterapia (hielo 20 minutos cada 2-3 horas), elevación del miembro, vendaje compresivo. Carga parcial con muletas (30-50% peso corporal). Reposo relativo.
- Días 1-7: Continúa crioterapia, elevación, carga progresiva (50-100% peso). Retiro de vendaje en día 2-3. Ejercicios isométricos de cuádriceps (contracciones sin movimiento), movilización activa-asistida de tobillo. Control del dolor con paracetamol o antiinflamatorios. Duchas permitidas tras 48 horas protegiendo heridas.
- Semanas 2-4: Retiro de suturas en día 10-14. Carga completa sin muletas (semana 2-3). Inicio de fisioterapia intensiva: movilización activa completa, fortalecimiento progresivo de cuádriceps, isquiotibiales, glúteos. Retorno a actividades sedentarias (trabajo de oficina, conducir trayectos cortos). Natación permitida tras retirada de suturas.
- Semanas 4-8: Recuperación de movilidad completa (flexión 130-140°, extensión 0°). Fortalecimiento muscular avanzado. Retorno a actividades laborales moderadas (caminar prolongado, subir escaleras). Ejercicio cardiovascular (bicicleta estática, elíptica). Deportes sin impacto (natación, ciclismo en llano).
- Semanas 8-12: Recuperación funcional completa. Retorno a deportes de impacto moderado (trotar, tenis recreativo, esquí moderado). Entrenamiento de fuerza específico. Actividades de vida diaria sin limitaciones.
- A partir de mes 3: Vida completamente normal. Deporte recreativo sin restricciones. Deportes de competición tras evaluación funcional. Actividades laborales intensas.
Cronograma típico de recuperación (Ejemplo de procedimiento complejo: reconstrucción LCA)
- Semanas 0-2: Reposo relativo, crioterapia intensiva, elevación. Carga parcial con muletas (30-50%). Movilización pasiva asistida 0-90° progresivamente. Control edema e inflamación. Ejercicios isométricos cuádriceps, contracciones glúteos. Hospitalización 24 horas o ambulatorio.
- Semanas 2-6: Aumento progresivo de carga (100% en semana 4-6). Abandono de muletas en semana 4-6 según tolerancia. Movilización activa completa (flexión 0-130°). Fortalecimiento muscular progresivo (cuádriceps, isquiotibiales). Ejercicios propioceptivos iniciales (equilibrio monopodal). Retorno a trabajo sedentario.
- Semanas 6-12: Carga completa sin ayudas. Fortalecimiento intensivo. Propiocepción avanzada (platos inestables, ejercicios en superficies irregulares). Ejercicio cardiovascular (bicicleta, natación, elíptica). Movilidad completa recuperada.
- Meses 3-6: Fortalecimiento específico deportivo. Carrera en línea recta en semana 12-16 según protocolo. Ejercicios de agilidad, cambios de dirección controlados. Retorno a deportes sin pivoting (natación, ciclismo, remo). Trabajo de fuerza simétrico >85% lado sano.
- Meses 6-9: Progresión a deportes con pivoting controlado. Entrenamiento deportivo específico. Tests funcionales de control (hop test, isocinético). Evaluación clínica pre-retorno deportivo.
- Meses 9-12: Retorno a deporte competitivo si cumple criterios funcionales: simetría fuerza >90%, hop test >90%, sin dolor, sin inflamación, confianza psicológica. Deportes de alto riesgo (fútbol, baloncesto, esquí) requieren evaluación médica individual.
Datos clave importantes
- Tasa de éxito global: 85-95% de satisfacción en procedimientos simples (meniscectomía, extracción de cuerpos libres); 85-90% en procedimientos complejos (reconstrucción de ligamento cruzado, reparación del manguito rotador pequeño-mediano), siendo significativamente superior a cirugía abierta con recuperación 2-4 veces más rápida.
- Tiempo de recuperación funcional: Procedimientos simples 4-6 semanas (retorno actividades diarias), 8-12 semanas (retorno deportivo recreativo); procedimientos complejos 3-6 meses (actividades diarias completas), 6-12 meses (retorno deportivo competitivo), dependiendo de adherencia a rehabilitación.
- Riesgo de infección: Extraordinariamente bajo 0,01-1% (50-100 veces menor que cirugía abierta), siendo la complicación más grave aunque extremadamente infrecuente; se previene con profilaxis antibiótica, técnica estéril y cuidado de heridas.
- Procedimiento ambulatorio: 60-80% de artroscopias son ambulatorias con alta el mismo día, solo requieren hospitalización 24 horas los procedimientos complejos, comorbilidades del paciente o complicaciones intraoperatorias.
- Dolor postoperatorio: 50-70% menos intenso que cirugía abierta, controlable con antiinflamatorios convencionales y crioterapia, raramente requiere opiáceos más de 2-3 días, permitiendo movilización precoz desde primeras 24-48 horas.