La lumbalgia, o dolor en la zona baja de la espalda, es una de las afecciones musculoesqueléticas más comunes que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida. Descubre qué la causa, cómo reconocerla a tiempo, las opciones de tratamiento recomendadas y qué puedes esperar para recuperar tu bienestar y movilidad.
La lumbalgia, o dolor lumbar, es el malestar que se sitúa en la parte baja de la espalda, entre la última costilla y la región glútea. Imagina la columna lumbar como el pilar de un puente: si uno de sus pilares se resiente, toda la estructura acusa la presión. La lumbalgia es una de las consultas más frecuentes en traumatología porque limita tu movilidad, dificulta el descanso y puede afectar a tu día a día.
Factores no controlables
Factores controlables
El dolor lumbar puede presentarse de varias formas:
Empezamos con una anamnesis detallada para saber cuándo apareció el dolor, cómo evoluciona y qué lo desencadena. En la exploración física valoramos tu postura, la movilidad lumbar, la tensión muscular y realizamos maniobras neurológicas básicas para evaluar reflejos, fuerza y sensibilidad.
Las pruebas complementarias se piden según los hallazgos:
El objetivo es aliviar el dolor, restaurar tu función y prevenir recaídas. Cada tratamiento se elige según la intensidad, duración y factores personales.
Se recomienda evitar el reposo absoluto y fomentar el movimiento suave. Los analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, naproxeno, paracetamol) ayudan a controlar el dolor y la inflamación en fases agudas.
La fisioterapia fortalece el “core” y mejora la flexibilidad lumbar. Incluye ejercicios de estabilización, estiramientos, terapia manual y electroterapia (TENS, ultrasonidos).
Se reservan a dolor lumbar con componente radicular o inflamatorio persistente. Se inyectan corticoides o anestésico local en espacio epidural, facetario o sacroilíaco, guiadas por imagen.
En la Clínica Albareda Traumatología Avanzada utilizamos plasma rico en plaquetas (PRP) para estimular la reparación de tejidos lumbares.
La combinación de estos tratamientos permite adaptar tu plan: fases agudas con analgesia y reposo activo, transición a fisioterapia, y en casos persistentes, infiltraciones o PRP. Sin embargo, siempre se valorará en consulta el tratamiento más eficiente.
La lumbalgia aguda suele mejorar en 4–6 semanas con tratamiento conservador, recuperando tu funcionalidad. El pronóstico es excelente si se diagnostica a tiempo, sigues las indicaciones y corriges posturas y hábitos de vida.
En lumbalgia crónica, el ejercicio regular, el control de peso y la ergonomía reducen un 50% el riesgo de episodios repetidos y mejoran tu calidad de vida. Por el contrario, el sedentarismo y las posturas mantenidas pueden perpetuar el dolor y aumentar las recaídas.
Aquí puedes ver los servicios que te pueden ayudar.
El traumatólogo puede adivinar las causas y trazar un plan rápido para eliminar tu dolor
La fisioterapia es un gran aliado para curar y prevenir la lumbalgia
Ayudamos a personas activas a recuperar y mantener su dinamismo, o mejorar su calidad de vida.
Desde la profesionalidad, la confianza y la pasión por nuestra labor, te ayudamos a superar tu lesión osteoarticular. Sabemos que si recuperas el movimiento, la agilidad y el dinamismo, serás más feliz. Unimos talento, vocación y trabajo en equipo para ayudarte a conseguir tus objetivos.