

La artroplastia es el reemplazo quirúrgico de una articulación dañada por una prótesis moderna que elimina el dolor, restaura la movilidad y permite volver a la vida normal en 3-6 meses.
La artroplastia es un procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo reemplazar total o parcialmente una articulación dañada por una prótesis artificial (también llamado implante ortopédico). Se trata de una intervención diseñada para restaurar la movilidad articular perdida, eliminar el dolor y recuperar la funcionalidad en aquellas articulaciones deterioradas por enfermedad degenerativa, traumatismos severos o condiciones inflamatorias crónicas.
La artroplastia funciona como un "reemplazo de piezas defectuosas": así como remplazamos las ruedas gastadas de un coche para que vuelva a funcionar correctamente, en esta cirugía se sustituyen las superficies articulares desgastadas por componentes protésicos resistentes y duraderos. El objetivo es devolverte la capacidad para realizar tus actividades cotidianas sin limitación ni dolor, mejorando significativamente tu calidad de vida.
Esta intervención es especialmente importante en el tratamiento de la artrosis avanzada (degeneración del cartílago articular), la artritis reumatoide, la necrosis avascular (muerte del tejido óseo) y las fracturas articulares complejas que no responden a otros tratamientos. En la actualidad, es una de las cirugías más exitosas de la medicina ortopédica moderna.
La decisión de realizar una artroplastia depende de una evaluación integral del estado de tu articulación, tu edad, tu nivel de dolor, tu capacidad funcional y tus expectativas personales tras la intervención. Hay diferentes tipos de artroplastia como la artroplastia total, artroplastia parcial (hemiartroplastia), artroplastia de resección, artroplastia de interposición, artroplastia de recubrimiento y artroplastia con prótesis convencionales, de vástago corto y recubrimiento.
Esta técnica se puede usar en cadera, rodilla, hombro (fracturas complejas), codo (menos frecuente), tobillo (poco frecuente) e incluso otras articulaciones.
La artroplastia se realiza bajo anestesia general o regional (epidural o raquídea) y sigue una secuencia quirúrgica bien establecida:
La recuperación tras una artroplastia sigue un patrón predecible, aunque variable según cada paciente. En los primeros 3 meses postoperatorios, experimentarás la mejoría más grande. Durante este período, el dolor disminuye de forma acelerada (la mayoría de pacientes reportan desaparición del dolor entre las 6-12 semanas), la movilidad se recupera progresivamente y tu independencia funcional aumenta significativamente. Las tasas de éxito según literatura médica internacional son excelentes: aproximadamente el 89% de las artroplastias de cadera funcionan adecuadamente a los 15 años, el 70% a los 20 años y el 58% a los 25 años. Para artroplastias de rodilla, los porcentajes son incluso superiores: 8 de cada 10 reemplazos totales de rodilla siguen siendo funcionales a los 25 años. Comparativamente, la artroplastia ofrece mejor recuperación de movilidad que la artrodesis (fusión articular), que sacrifica el movimiento articular para conseguir estabilidad, limitando actividades futuras y aumentando el estrés en articulaciones adyacentes.
A los 6 meses, la mayoría de los pacientes han retornado a actividades de la vida diaria sin restricciones: caminar distancias prolongadas, subir y bajar escaleras, conducir, trabajar, realizar tareas domésticas y actividades recreativas moderadas. Sin embargo, la recuperación total no es inmediata: la rigidez y la limitación funcional se recuperan más lentamente que el dolor, requiriendo en torno a 10-11 meses para que el 50% de los pacientes refieran mejoría completa en estos aspectos.
Factores positivos para la recuperación: El cumplimiento estricto con el programa de fisioterapia y rehabilitación es el determinante más importante; los pacientes que realizan ejercicios regularmente se recuperan 3-4 semanas antes que aquellos que no lo hacen. La movilización precoz (caminar con apoyo desde el primer día postoperatorio) acelera la cicatrización y previene complicaciones. El mantenimiento de un peso corporal adecuado, la ausencia de tabaquismo, el control de enfermedades crónicas (especialmente diabetes) y el buen estado nutricional favorecen significativamente la recuperación ósea y la integración de la prótesis.
Complicaciones relevantes que debes conocer: La infección es la complicación más seria (1-2% de casos), puede ser superficial (en la piel y tejidos subcutáneos) o profunda (en la articulación), requiriendo prolongadas cursos antibióticos o reintervenciones; la prevención comienza con la profilaxis antibiótica preoperatoria, técnica quirúrgica meticulosa y cuidado riguroso de la herida. La trombosis venosa profunda (formación de coágulos en venas profundas de la pierna afectada, 2-4% de casos) puede ser potencialmente grave si evoluciona a embolia pulmonar, siendo fundamental la movilización temprana, el uso de medidas preventivas (heparina, vendajes compresivos) y la identificación precoz de síntomas (hinchazón, calor, dolor). La rigidez articular progresiva puede desarrollarse si la rehabilitación es insuficiente, limitando la movilidad a largo plazo. El aflojamiento aséptico (separación gradual de la prótesis del hueso sin infección) puede requerir una intervención de revisión tras muchos años de funcionamiento correcto. El dolor rotuliano (en prótesis de rodilla, 1-10% de casos) puede surgir por factores relacionados con el diseño del implante o cambios biomecánicos. Las fracturas periprotésicas (roturas óseas cerca del implante) son infrecuentes pero graves (2-3% de casos). Las lesiones nerviosas transitorio o permanentes son raras (0,5-1%) pero pueden causar debilidad, hormigueos o dolor crónico en el territorio nervioso afectado.
Semana 1: Te mantienen bajo analgesia intensiva y comenzarás a caminar con andador o muletas (con soporte de tu peso limitado). La incisión se mantiene cubierta con apósitos estériles. Se inician ejercicios básicos de movilidad articular bajo supervisión de fisioterapeutas.
Semanas 2-6: Aumentas gradualmente el apoyo de peso en la extremidad intervenida. La mayoría de pacientes camina sin bastón entre las 4-6 semanas. Se incrementan los ejercicios de fortalecimiento muscular. La incisión comienza a cicatrizar notablemente. La mayoría de pacientes son dados de alta a su hogar durante esta fase.
Semanas 6-12: Caminas sin ayuda técnica (sin andador, muletas o bastón). Retornas a actividades laborales que no requieren esfuerzo físico intenso. Puedes conducir (si no estás en tratamiento opiáceo). Se toleran actividades de bajo impacto como caminatas moderadas, natación y ciclismo estático.
Mes 3-6: Retorno completo a la mayoría de actividades diarias normales. Participas en ejercicio moderado (gimnasio, pilates, yoga, senderismo). Algunos deportes de bajo impacto como golf, tenis moderado, esquí técnico o paddle son posibles con precaución.
A partir del mes 6: Vida completamente normal. La movilidad articular es prácticamente igual a la de una articulación sana (flexión 140-150° en cadera, por ejemplo). Participas en la mayoría de actividades que disfrutabas, aunque se recomienda evitar de forma mantenida deportes de alto impacto con carrera continua, saltos repetitivos o cambios de dirección bruscos que pueda comprometer a largo plazo la prótesis.


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