Glosario Clínica Albareda

Artroplastia

La artroplastia es el reemplazo quirúrgico de una articulación dañada por una prótesis moderna que elimina el dolor, restaura la movilidad y permite volver a la vida normal en 3-6 meses.

¿Qué es la artroplastia?

La artroplastia es un procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo reemplazar total o parcialmente una articulación dañada por una prótesis artificial (también llamado implante ortopédico). Se trata de una intervención diseñada para restaurar la movilidad articular perdida, eliminar el dolor y recuperar la funcionalidad en aquellas articulaciones deterioradas por enfermedad degenerativa, traumatismos severos o condiciones inflamatorias crónicas.

La artroplastia funciona como un "reemplazo de piezas defectuosas": así como remplazamos las ruedas gastadas de un coche para que vuelva a funcionar correctamente, en esta cirugía se sustituyen las superficies articulares desgastadas por componentes protésicos resistentes y duraderos. El objetivo es devolverte la capacidad para realizar tus actividades cotidianas sin limitación ni dolor, mejorando significativamente tu calidad de vida.

Esta intervención es especialmente importante en el tratamiento de la artrosis avanzada (degeneración del cartílago articular), la artritis reumatoide, la necrosis avascular (muerte del tejido óseo) y las fracturas articulares complejas que no responden a otros tratamientos. En la actualidad, es una de las cirugías más exitosas de la medicina ortopédica moderna.

¿Quién es candidato a una artroplastia y por qué?

La decisión de realizar una artroplastia depende de una evaluación integral del estado de tu articulación, tu edad, tu nivel de dolor, tu capacidad funcional y tus expectativas personales tras la intervención. Hay diferentes tipos de artroplastia como la artroplastia total, artroplastia parcial (hemiartroplastia), artroplastia de resección, artroplastia de interposición, artroplastia de recubrimiento y artroplastia con prótesis convencionales, de vástago corto y recubrimiento.

Esta técnica se puede usar en cadera, rodilla, hombro (fracturas complejas), codo (menos frecuente), tobillo (poco frecuente) e incluso otras articulaciones.

Lesiones y condiciones que se tratan con artroplastia

  • Artrosis (osteoartrosis) avanzada: Desgaste progresivo del cartílago articular que limita significativamente tu movilidad y causa dolor persistente, especialmente en cadera, rodilla, hombro y tobillo.
  • Artritis reumatoide y enfermedades inflamatorias crónicas: Destrucción articular progresiva debida a procesos autoinmunitarios que afectan múltiples articulaciones.
  • Necrosis avascular (osteonecrosis): Muerte del tejido óseo, frecuentemente en la cabeza femoral (cadera) o cabeza humeral (hombro), por interrupción de su riego sanguíneo tras traumatismos, tratamientos corticales prolongados o causas metabólicas.
  • Fracturas articulares complejas e irreducibles: Especialmente fracturas de cuello de fémur (cadera), fracturas de acetábulo o fractura de cabeza humeral que no pueden ser tratadas mediante otras técnicas quirúrgicas.
  • Artritis post-traumática: Artrosis secundaria desarrollada años después de una lesión articular grave.
  • Deformidades congénitas o adquiridas: Malformaciones o cambios en la anatomía articular que generan dolor e inestabilidad.
  • Fallo de cirugías previas: Complicaciones de intervenciones anteriores que requieren conversión a artroplastia.

Criterios para indicar una artroplastia

Criterios que favorecen la indicación:

  • Dolor persistente y refractario a tratamiento conservador (medicamentos, fisioterapia, infiltraciones) durante meses o años.
  • Limitación funcional severa que impide actividades básicas de la vida diaria (caminar, subir escaleras, higiene personal, tareas domésticas).
  • Evidencia radiográfica de daño articular severo (osteoartrosis grado III-IV en escalas radiológicas).
  • Edad generalmente superior a 65 años (en menores de 50 años, se considera más cuidadosamente por la duración esperada de la prótesis).
  • Buen estado médico general y ausencia de contraindicaciones quirúrgicas.
  • Expectativas realistas del paciente sobre los resultados funcionales.

Criterios que desaconsejan o retrasan la indicación:

  • Infecciones activas en la articulación o en otra localización sistémica que no esté controlada.
  • Enfermedades cardiovasculares, respiratorias o renales severas sin estabilización adecuada.
  • Diabetes mal controlada o desnutrición que comprometan la cicatrización.
  • Pacientes muy jóvenes (menores de 50 años) sin respuesta a opciones paliativas previas como osteotomía o artroscopia.
  • Sobrepeso extremo o antecedentes de obesidad mórbida con alto riesgo quirúrgico.
  • Tabaquismo activo no controlado.
  • Capacidad funcional previa muy limitada sin expectativas reales de mejoría significativa.
  • Compromiso cognitivo severo que impida el cumplimiento de la rehabilitación postoperatoria.

Descripción del procedimiento quirúrgico con artroplastia

La artroplastia se realiza bajo anestesia general o regional (epidural o raquídea) y sigue una secuencia quirúrgica bien establecida:

  • Fase preparatoria: Se posiciona tu cuerpo en la camilla de quirófano de manera que el cirujano pueda acceder a la articulación de forma óptima. Se realiza una desinfección exhaustiva del campo quirúrgico con antisépticos.
  • Acceso a la articulación: El cirujano realiza una incisión (típicamente de 15-20 cm en técnica convencional, aunque con abordajes mínimamente invasivos puede ser de 7-10 cm). A través de esta incisión, diseca cuidadosamente los tejidos blandos (músculos, tendones, ligamentos) para exponer la articulación afectada.
  • Extirpación de estructuras dañadas: Se reseca (extirpa) el cartílago articular degenerado, los osteofitos (espolones óseos) y las porciones óseas dañadas. Se preparan las superficies óseas mediante fresas e instrumentos específicos para que puedan recibir los componentes protésicos.
  • Implantación de la prótesis: Los componentes protésicos (partes metálicas y de polietileno o cerámica) se posicionan con precisión en la alineación adecuada. Se pueden fijar mediante cemento óseo (fijación cementada), mediante presión o interferencia (fijación sin cemento o press-fit) o mediante una combinación híbrida. En algunos casos se utilizan tornillos para mayor estabilidad.
  • Comprobación y cierre: Se verifica la estabilidad y alineación de la prótesis (frecuentemente con control radiológico intraoperatorio). Se comprueba el rango de movimiento. Posteriormente se cierra meticulosamente la herida por planos y se coloca un apósito estéril.
  • Duración: La intervención suele durar entre 60 y 120 minutos dependiendo de la complejidad, el tipo de articulación y la experiencia del cirujano.

Ventajas de la artroplastia

  • Eliminación del dolor: Más del 90% de los pacientes experimentan desaparición o reducción significativa del dolor postoperatorio en los primeros meses.
  • Restauración de la movilidad: Recuperas amplitud de movimiento articular (flexión, extensión, rotación) comparables a una articulación sana, mejorando la funcionalidad.
  • Mejoría de la calidad de vida: Acceso a actividades cotidianas, laborales, sociales y recreativas que estaban limitadas antes de la intervención.
  • Independencia funcional: Recuperas autonomía para realizar actividades de la vida diaria sin ayuda: asearte, vestirte, cocinar, limpiar, trabajar.
  • Mayor longevidad de la prótesis: Las prótesis modernas tienen una duración media de 15-25 años o más con buenos resultados funcionales.
  • Mejor conservación de la movilidad que la artrodesis: Frente a alternativas como la artrodesis (fusión articular), la artroplastia mantiene el movimiento de la articulación, permitiendo mayor funcionalidad y reduciendo el riesgo de artrosis en articulaciones adyacentes.
  • Técnicas mínimamente invasivas disponibles: En manos expertas, abordajes de menor agresión quirúrgica que reducen trauma tisular, dolor postoperatorio, sangrado y tiempo de recuperación.
  • Tasas de éxito comprobadas: Amplio respaldo científico con décadas de investigación documentando resultados consistentes y predecibles.
  • Adaptabilidad a diferentes patologías: Existen múltiples variantes técnicas y tipos de prótesis para adaptar la intervención a cada situación clínica específica.

¿Qué puedes esperar en tu recuperación?

La recuperación tras una artroplastia sigue un patrón predecible, aunque variable según cada paciente. En los primeros 3 meses postoperatorios, experimentarás la mejoría más grande. Durante este período, el dolor disminuye de forma acelerada (la mayoría de pacientes reportan desaparición del dolor entre las 6-12 semanas), la movilidad se recupera progresivamente y tu independencia funcional aumenta significativamente. Las tasas de éxito según literatura médica internacional son excelentes: aproximadamente el 89% de las artroplastias de cadera funcionan adecuadamente a los 15 años, el 70% a los 20 años y el 58% a los 25 años. Para artroplastias de rodilla, los porcentajes son incluso superiores: 8 de cada 10 reemplazos totales de rodilla siguen siendo funcionales a los 25 años. Comparativamente, la artroplastia ofrece mejor recuperación de movilidad que la artrodesis (fusión articular), que sacrifica el movimiento articular para conseguir estabilidad, limitando actividades futuras y aumentando el estrés en articulaciones adyacentes.

A los 6 meses, la mayoría de los pacientes han retornado a actividades de la vida diaria sin restricciones: caminar distancias prolongadas, subir y bajar escaleras, conducir, trabajar, realizar tareas domésticas y actividades recreativas moderadas. Sin embargo, la recuperación total no es inmediata: la rigidez y la limitación funcional se recuperan más lentamente que el dolor, requiriendo en torno a 10-11 meses para que el 50% de los pacientes refieran mejoría completa en estos aspectos.

Factores que mejoran la recuperación y complicaciones relevantes

Factores positivos para la recuperación: El cumplimiento estricto con el programa de fisioterapia y rehabilitación es el determinante más importante; los pacientes que realizan ejercicios regularmente se recuperan 3-4 semanas antes que aquellos que no lo hacen. La movilización precoz (caminar con apoyo desde el primer día postoperatorio) acelera la cicatrización y previene complicaciones. El mantenimiento de un peso corporal adecuado, la ausencia de tabaquismo, el control de enfermedades crónicas (especialmente diabetes) y el buen estado nutricional favorecen significativamente la recuperación ósea y la integración de la prótesis.

Complicaciones relevantes que debes conocer: La infección es la complicación más seria (1-2% de casos), puede ser superficial (en la piel y tejidos subcutáneos) o profunda (en la articulación), requiriendo prolongadas cursos antibióticos o reintervenciones; la prevención comienza con la profilaxis antibiótica preoperatoria, técnica quirúrgica meticulosa y cuidado riguroso de la herida. La trombosis venosa profunda (formación de coágulos en venas profundas de la pierna afectada, 2-4% de casos) puede ser potencialmente grave si evoluciona a embolia pulmonar, siendo fundamental la movilización temprana, el uso de medidas preventivas (heparina, vendajes compresivos) y la identificación precoz de síntomas (hinchazón, calor, dolor). La rigidez articular progresiva puede desarrollarse si la rehabilitación es insuficiente, limitando la movilidad a largo plazo. El aflojamiento aséptico (separación gradual de la prótesis del hueso sin infección) puede requerir una intervención de revisión tras muchos años de funcionamiento correcto. El dolor rotuliano (en prótesis de rodilla, 1-10% de casos) puede surgir por factores relacionados con el diseño del implante o cambios biomecánicos. Las fracturas periprotésicas (roturas óseas cerca del implante) son infrecuentes pero graves (2-3% de casos). Las lesiones nerviosas transitorio o permanentes son raras (0,5-1%) pero pueden causar debilidad, hormigueos o dolor crónico en el territorio nervioso afectado.

Cronograma de recuperación y retorno a actividades tras una artroplastia

Semana 1: Te mantienen bajo analgesia intensiva y comenzarás a caminar con andador o muletas (con soporte de tu peso limitado). La incisión se mantiene cubierta con apósitos estériles. Se inician ejercicios básicos de movilidad articular bajo supervisión de fisioterapeutas.

Semanas 2-6: Aumentas gradualmente el apoyo de peso en la extremidad intervenida. La mayoría de pacientes camina sin bastón entre las 4-6 semanas. Se incrementan los ejercicios de fortalecimiento muscular. La incisión comienza a cicatrizar notablemente. La mayoría de pacientes son dados de alta a su hogar durante esta fase.

Semanas 6-12: Caminas sin ayuda técnica (sin andador, muletas o bastón). Retornas a actividades laborales que no requieren esfuerzo físico intenso. Puedes conducir (si no estás en tratamiento opiáceo). Se toleran actividades de bajo impacto como caminatas moderadas, natación y ciclismo estático.

Mes 3-6: Retorno completo a la mayoría de actividades diarias normales. Participas en ejercicio moderado (gimnasio, pilates, yoga, senderismo). Algunos deportes de bajo impacto como golf, tenis moderado, esquí técnico o paddle son posibles con precaución.

A partir del mes 6: Vida completamente normal. La movilidad articular es prácticamente igual a la de una articulación sana (flexión 140-150° en cadera, por ejemplo). Participas en la mayoría de actividades que disfrutabas, aunque se recomienda evitar de forma mantenida deportes de alto impacto con carrera continua, saltos repetitivos o cambios de dirección bruscos que pueda comprometer a largo plazo la prótesis.

Datos clave importantes

  • Tasa de éxito a 15 años: Aproximadamente el 89% de las artroplastias de cadera y el 80% de rodilla funcionan correctamente sin necesidad de revisión a los 15 años postoperatorios.
  • Tiempo de recuperación funcional: La mayoría de pacientes se recupera entre 3-6 meses, aunque la mejora más rápida ocurre en los primeros 3 meses (especialmente en dolor y movilidad inicial).
  • Tiempo de retirada de ayudas técnicas: Entre 4-6 semanas con andador/muletas; entre 6-12 semanas para caminar completamente sin apoyo técnico.
  • Complicación infecciosa más frecuente: Riesgo de 1-2% de infección profunda (la más grave) o 2-4% de infección superficial, siendo prevenible en la mayoría de casos con correcta profilaxis y técnica quirúrgica.
  • Durabilidad media de la prótesis: 15-25 años de funcionamiento óptimo, con la posibilidad de revisiones si es necesario, permitiendo que la mayoría de pacientes disfrute de una prótesis funcional durante el resto de su vida.

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