La artritis es un término que agrupa diversas enfermedades que afectan a las articulaciones, causando inflamación, dolor y limitación del movimiento. En este glosario te explicamos de forma clara y sencilla qué es la artritis, sus causas, síntomas y tratamientos para que puedas entenderla mejor.
La artritis es la inflamación de una o más articulaciones, manifestándose como dolor, hinchazón, rigidez y limitación del movimiento articular. Es importante entender que el término "artritis" abarca más de 100 tipos diferentes de enfermedades articulares, y puede afectar a personas de todas las edades, no solo a los adultos mayores como comúnmente se cree.
Imagínate las articulaciones como las bisagras de una puerta bien engrasada. Cuando funcionan correctamente, permiten movimientos suaves y sin dolor. En la artritis, es como si esas "bisagras" se hubieran oxidado o inflamado, causando ruido, dolor y dificultad para moverse.
La artritis puede aparecer por una combinación de factores que podemos dividir en dos grandes grupos:
Los síntomas pueden variar según el tipo específico, pero las manifestaciones más frecuentes incluyen:
El diagnóstico de la artritis combina la evaluación clínica con pruebas complementarias específicas:
Se realiza una historia clínica detallada y un examen físico minucioso, evaluando las articulaciones afectadas, el patrón de inflamación y los síntomas.
El objetivo principal es controlar el dolor y la inflamación, preservar la función articular y mejorar tu calidad de vida. La elección depende del tipo específico de artritis, la severidad de los síntomas y tu estado de salud general.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) constituyen la base del tratamiento sintomático, actuando sobre las enzimas que producen inflamación y dolor. Ejemplos: ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco. Inhibidores selectivos de COX-2 como celecoxib ofrecen eficacia similar con menor riesgo gastrointestinal. Esta línea de tratamiento se usa en fases agudas por periodos cortos (días a semanas). Contraindicaciones: úlcera péptica activa, insuficiencia renal severa, problemas cardiovasculares.
Los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAMEs) frenan la progresión del daño articular además de aliviar síntomas. El metotrexato es el gold standard, seguido de leflunomida y sulfasalazina. Su inicio precoz es crucial, especialmente en artritis reumatoide. Los tratamientos suelen mantenerse años tras alcanzar eficacia (3-6 meses). Precisan monitorización hepática y renal. Contraindicados en embarazo y estados inmunodeprimidos.
Proporcionan alivio rápido de inflamación aguda. Se usan prednisolona, metilprednisolona o dexametasona. Recomendados en brotes y como “puente” terapéutico hasta que actúen otros fármacos. Dosis típicas: 5-20mg diarios de prednisolona, por el menor tiempo posible. Efectos secundarios: osteoporosis, diabetes, hipertensión, riesgo infeccioso; requieren reducción progresiva.
Aplicación directa de medicamentos (corticosteroides, anestésicos, ácido hialurónico) en articulaciones para alivio localizado. Especialmente útiles en monoartritis o artritis localizada. Procedimiento ambulatorio, guiado por ecografía, limitado a 3-4 infiltraciones por articulación anuales. Contraindicaciones: infección local, alteraciones de coagulación y precaución en diabéticos.
Fármacos avanzados que bloquean moléculas inflamatorias específicas (anti-TNF, anakinra). Eficacia superior en artritis refractaria a FAMEs. Administración subcutánea o intravenosa con intervalos variados. Riesgo: inmunodepresión y susceptibilidad a infecciones, requieren cribado previo.
Tratamientos basados en plasma rico en plaquetas (PRP) que estimulan la reparación del cartílago y reducen inflamación, especialmente en artrosis. Evidencia de mejoría superior al 80% en rodilla y cadera. Clínica Albareda Traumatología Avanzada integra estos tratamientos regenerativos para pacientes que buscan alternativas a la cirugía. Procedimientos ambulatorios, guiados por ecografía, con efectos hasta 6-12 meses.
Pilar fundamental para mantener movilidad, fortalecer musculatura periarticular y enseñar protección articular. Estudios muestran mejoras en fuerza, flexibilidad y capacidad aeróbica. Programas personalizados con ejercicios terapéuticos, técnicas manuales y educación ergonómica. Sin contraindicaciones absolutas, se adapta a fases de la enfermedad.
La combinación personalizada y secuenciada de estas terapias optimiza resultados y minimiza efectos adversos, permitiendo adaptar el tratamiento a la evolución clínica individual.
El pronóstico ha mejorado mucho en décadas recientes debido a diagnósticos tempranos y mejores terapias. Con tratamiento adecuado y precoz, muchos pacientes mantienen vida activa y plena. El factor más importante para un buen pronóstico es el diagnóstico y tratamiento temprano, especialmente en los primeros dos años.
Factores que mejoran la recuperación: adherencia al tratamiento, peso saludable, ejercicio regular adaptado, no fumar y controles médicos periódicos. También es clave la educación del paciente y apoyo psicológico si es necesario. Se deben evitar complicaciones como daños articulares, pérdida funcional, deformidades y afectación de órganos en algunas artritis.
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